El té rojo con canela es una de esas infusiones clásicas que seguramente has probado alguna vez y, si no lo has hecho, ¿a qué esperas? Es sabrosa, reconfortante, aromática y beneficiosa para la salud, ¿se puede pedir algo más?
¿Sirve el té rojo con canela para adelgazar?
Al igual que al té verde, se le atribuyen propiedades adelgazantes debidas a la aceleración del metabolismo. Además, al ser rico en antioxidantes, prevendría trastornos cardiovasculares, incluso enfermedades de riesgo como el infarto. Este efecto se ve aumentado por la combinación con la canela que, también, aporta una interesante dosis de antioxidantes, así como compuesto antiinflamatorios, antidiabéticos y antimicrobianos.
Las propiedades del pu’er
El pu-erh, al igual que otros tés, tiene un alto potencial antioxidante; es decir que es capaz de proteger al organismo del daño de los radicales libres. De esta manera, podría tener propiedades para prevenir la aparición de del cáncer. Un estudio, por ejemplo, ha señalado que el té rojo tiene efecto anticancerosos, mientras que otro concluyó que beber esta infusión podría evitar que los tumores continuasen creciendo.
Por otra parte, el proceso de fermentación genera puerinas en este té, unos componentes que reducen los niveles de colesterol y azúcar en sangre.
Sin embargo, esto no es todo: una investigación llevada a cabo en Yunnan, concluyó que el té podría mitigar la osteoporosis y otra de la Universidad de Jilin encontró que el pu-erh actúa como neuroprotector.
Las propiedades de la canela
Famosa por sus propiedades para la salud, la canela, una especia que se obtiene del árbol Cinnamomum, es habitualmente utilizada en toda clase de preparaciones dulces y, especialmente, muy valorada en repostería.
A nivel salud, diversos estudios han demostrado que cuenta con propiedades antioxidantes, antimicrobianas, antiinflamatorias, inmunomoduladoras y reductoras del colesterol. Por este motivo, se suele recomendar su inclusión en la dieta habitual.
¿Qué es el té rojo?
El té rojo o pu-erh se obtiene a partir de las hojas de la planta del té, la Camellia sinensis, pero estas se someten a un proceso de fermentación que le otorga su característico color, sabor y aroma.
Merece la pena destacar que si alguna vez viajas a China, Japón, Taiwán, Corea y otros países asiáticos y pides un té rojo, probablemente te sirvan un té negro. Como lees, el té negro recibe por aquellos lugares la denominación de té rojo. Por este motivo, recomendamos utilizar la denominación pu-erh para evitar confusiones.
Ahora bien ¿cómo se elabora el té rojo? Tras la recolección de las hojas del árbol del té, estás se someten a un proceso de oxidación corto, tras el cual se secan en un wok ubicado sobre hogueras. Al “matar el verde”, como lo llaman los chinos, se detiene la oxidación y se mantienen los aceites esenciales del té.
Luego, una vez tostadas, las hojas se enrollan, se frotan y se trabajan hasta formar tiras que se dejan secar al sol. Una vez secas, las hojas pueden prensarse para obtener los famosos ladrillos de pu-erh o consumirse tal qual.
Si se busca obtener un pu-ehr madurado, se inicia la fermentación del maocha (así se llama a las hojas ya tratadas). Sobre este, actúan bacterias, levaduras y mohos durante días, meses e, incluso, años. Como lees, la fermentación puede llevar años o décadas, dependiendo de los sabores que se quieran obtener.
Al fermentarse, las hojas adquieren un color marrón que se transforma en el brillante rojo que conocemos al infusionar. Una vez terminada la fermentación, el té puede consumirse o almacenarse en condiciones controladas para dejar envejecer. Merece la pena destacar que los tés con procesos de maduración más largos son los más caros y de mayor calidad.
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